Los dos pasajeros realizaron la compra el 13 de julio de 2017 para viajar desde Neuquén a Salta, con escala en Buenos Aires, el 3 de octubre de 2017 y regresar el 10 de ese mes.
En función de los vuelos, confirmaron reservas en un departamento en Salta.
El 10 de agosto les informaron que se cancelaba el tramo Salta – Buenos Aires. Posteriormente ese mismo día les enviaron un correo electrónico para informales que se adelantaba el vuelo Buenos Aires – Salta. Los clientes solicitaron reprogramar sus vuelos a través del call center de la empresa pero les informaron que no había disponibilidad para el 3 de octubre. Podían viajar recién el 4 y en consecuencia debían cancelar un día la reserva del departamento.
El 28 de agosto, la empresa les envió un mensaje con la cancelación del vuelo Salta – Buenos Aires. Posteriormente les informaron sobre un retraso.
El 16 de septiembre nuevamente recibieron la cancelación del vuelo Neuquén – Buenos Aires. El 23 de ese mes les enviaron otro correo electrónico con las reprogramaciones.
“El día 03/10/2017 mientras nos encontrábamos realizando las valijas para viajar recibimos un mensaje de LATAM que informaba la cancelación del vuelo y reprogramándolo, arbitrariamente, sin ningún consentimiento para el día 15/10/2017. Hablamos inmediatamente al call center, donde nos informan esta misma situación sin mediar ningún tipo de excusa climática, ni de ningún tipo. Dada la proximidad del viaje y habiendo perdido ya dos días de viaje se especifica telefónicamente la no aceptación de la nueva reprogramación y se explica la imposibilidad de aceptar las nuevas condiciones creadas unilateralmente, por lo cual se decide reprogramar las vacaciones viajando a Buenos Aires en ómnibus y tomando el avión de Aerolíneas Argentinas hasta Salta” consignó el cliente en la demanda.
Finalmente afirmó que solicitó el reintegro de los tickets y las tasas pero solo le reintegraron las tasas aduciendo que se aceptó la reprogramación del vuelo.