Aparentemente el coche, que había estado guardado por 18 años y sin ninguna cobertura de seguro, sufrió un desperfecto mecánico y terminó contra el Corsa.
El abuelo se presentó en el expediente y sostuvo que vive con su hijo y nietos y que esa noche su nieto mayor saco el vehículo sin autorización mientras él dormía. Sostuvo en esa instancia que el vehículo se fue de control por la rotura del larguero delantero izquierdo, con desprendimiento del “cajo” y buje, chaveta, arandela.
El hombre, de edad avanzada, murió tiempo después y se inició la sucesión junto con la de su esposa, que ya estaba fallecida al momento del siniestro. Ambos eran los titulares del Fiat 125.
La demanda prosperó por 149.780 pesos más intereses, suma destinada a reparar los daños del Corsa. Fueron condenados el joven que manejaba el Fiat junto con los herederos de sus abuelos.